ROSCÓN DE REYES «SIN COMPLICACIONES»

Voy a confesar que hasta hace unos días, el Olentzero (Papá Noel vasco o como queráis llamarlo) era mi aliado. Porque sí, porque soy #malamadre y, como a mis niños intensos les daba miedo, lo usaba a mi antojo. ¿Que había que bajarles un poco la energía porque estaban demasiado pasados de vueltas? Sin problema. Era apretar el botón, empezar a cantar el señor este y se hacía la magia. Los #buenoshijos se quedaban como en trance, paralizados e incluso huían. Pero no sé que ha pasado, de la noche a la mañana se han hecho íntimos ¿lo podéis creer?. Ahora lo cogen en volandas, aparece en sus camas, en el baño, en la cocina… desde las 6 de la mañana el pu** muñeco cantando. Y lo peor es que el pobre hombre, de tanta tralla que le han metido, le ha debido de dar algún tirón o algo, porque cantar canta, pero bailar… ya no baila. Con el «flow» que tenía… Mira que le tenía manía, pues ahora me da pena. Pobre… y aún no han empezado las Navidades. Fijo que acaba con ciática y sin voz. Lo estoy viendo.

Y que conste en acta que este año tengo el espíritu navideño en el dedo gordo del pie, pero eso no quita que sea pensar en los polvorones (benditos Felipe II), el turrón blando de 1880 (tiene que ser ese, no me vale otro), las trufas, el roscón… y ponerme a hiperventilar. Porque una es golosa de nacimiento y a mi estas viandas como que me vuelven loca. Igual que me vuelve loca encontrarme con el buen hijo, mando de la tele en mano, jugando al golf por el pasillo con las bolas del árbol de Navidad. Incluso a veces juega al polo, porque a lo anterior se le añade que aparece montado en un reno de adorno. Al principio recogía las bolas y las volvía a recolocar, pero ya, paso. Que le den… digamos que los adornos se concentran ahora mismo en la copa del árbol. Punto pelota.

Pero a lo que íbamos… hoy os traigo una súper receta de roscón de Reyes. Es facilísima, sin prefermentaciones ni nada por el estilo. Os saldrá bien sí o sí, y si no me creéis… ¡Probad! Además, no tenéis excusa, hay tiempo más que suficiente para probar la receta. Y si alguno se anima con la receta un poco más «pro» con masa madre y demás, ya sabéis: pedid por esa boquita.

Los ingredientes que vamos a necesitar en esta ocasión son:

  • 430g de harina de fuerza
  • 160ml de leche
  • 2 huevos
  • 21g de levadura fresca
  • 5g de sal
  • 2 palos de canela
  • dos cucharadas de agua de azahar
  • corteza de naranja y de limón
  • 60g de mantequilla
  • 100g de azúcar
  • frutas escarchadas
  • «Walk like an Egyptian» de The Bangles

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Antes de nada, respirad hondo y tranquilidad, que está tirado de hacer. La receta sale  bien siempre. Eso sí, ponedle un poquito de cariño… porque de lo contrario no garantizo el resultado.

Bien, lo primero que tenemos que hacer es hervir la leche con la canela y la corteza de limón y de naranja. Una vez que hierva, retiramos del fuego y dejamos infusionar, tapado, hasta que esté tibia. Después añadimos el agua de azahar, el azúcar y la sal. Reservamos.

Por otro lado, en un bol mezclamos la harina con la levadura ( que habremos desmenuzado en trocitos con los dedos previamente). Vertemos la leche infusionada y los dos huevos batidos. Y ahora, lo divertido, a amasar. Podéis usar barillas eléctricas si queréis. Yo soy más de tema manual… me encanta amasar. Pero para gustos, los colores.

Cuando le hayáis dado un buen meneo ya a la masa en el mismo bol, y veáis que está lisa y homogénea, añadimos la mantequilla, a temperatura ambiente, poco a poco. Seguimos amasando hasta que quede bien integrado todo. A mi me gusta sacar la masa del recipiente y amasarla un poco fuera, pero tampoco es necesario. Cuando veáis que está homogénea y bastante lisa colocamos la masa en un bol engrasado, o con un poco de harina para que no se nos pegue la masa. Tapamos con papel film y dejamos reposar la masa en un lugar cálido hasta que doble su tamaño (una hora mínimo, pero puede ser más… todo dependerá de la temperatura que tengamos en casa).

Cuando veamos que la masa ha crecido la sacamos del bol y sobre una superficie enharinada hacemos una bola con ella. Yo suelo amasarla un rato antes de hacer una bola con ella, pero no es necesario. Ya os digo que a mi el amase me pierde…

Vale, es el momento de hacer un agujero y formar el roscón. Lo haremos sobre la bandeja de horno, a la que habremos cubierto con papel de horno. Importante: haced un aro muy grande para que no se os cierre el agujero, ya que tenemos que dejar reposar el roscón unos 40 minutos hasta que doble de nuevo de tamaño, y si no hacéis un agujero lo suficientemente grande se os puede cerrar. Tapamos con papel film y esperamos hasta que pasen los 40 minutos o haya doblado de tamaño.

Bien, es el momento de preparar el azúcar mojado para adornar nuestro roscón. Para ello necesitamos unos 100g de azúcar, lo ponemos en un bol y lo vamos rociando con gotas de agua. Vamos mezclando hasta tener el azúcar mojado (tiene que quedar como apelmazado, necesitaréis muy poca agua, tened cuidado).

Batimos un huevo y pintamos nuestro roscón con una brocha. Solo nos queda decorarlo con el azúcar mojado y las frutas escarchadas.

Y por fin al horno a 190 grados durante unos 25 minutos. Controlad el horno, porque si os pasáis de tiempo se os quedará seco (que untado en leche estará igual de bueno, pero es una pena…).

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Anotaciones:

  • Con estas cantidades os sale un roscón de un tamaño considerable (tamaño vecindario lo llamo yo), pero podéis dividir la masa en dos y hacer dos roscones.
  • Si os fijáis en la foto las cantidades de los ingredientes no coinciden con las cantidades que os he indicado. Simplemente es porque yo hice la mitad de las cantidades para hacer solo un roscón más pequeño. Os recomiendo que igual empecéis así, usando la mitad de las cantidades para ver si le pilláis el truco, aunque os va a salir bien, sí o sí, estoy segura. Pero si os véis valientes… ¡adelante! a por el roscón tamaño vecindario, claro que sí.
  • Para el tema de la decoración, como siempre os digo, vía libre. A gusto de cada uno. Unas almendras, por ejemplo, le quedan muy bien.

En cuanto al ingrediente especial de esta receta, os recomiendo que lo escuchéis a todo volumen mientras os ponéis al lío. ¡Y bailad! Os aseguro que es toda una experiencia. A mi es que esta canción me da un buen rollo…

Por cierto, ¿os apetece que la próxima receta sea de turrón crujiente de chocolate?

 

 

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