Antes de nada, ¡Feliz Año Nuevo!
Seguro que más de uno aún sigue empachado de tanta comilona navideña y a lo mejor, alguno sigue con el puntillo (o puntazo) que se agarró en Nochevieja. Yo confesaré que para las nueve y media de la noche ya habíamos terminado de cenar en mi casa. Somos muy tempraneros, es así. Total, que se me hizo eterno esperar a las campanadas… por ganas me hubiera ido a la cama. Pero es que el 2017 lo empecé durmiendo… y tampoco era plan de repetir hazaña, así que esperé, como pude, y aguanté. Además iba concienciada a tomarme las doce uvas (sin pelar y sin quitarles las pepitas). Porque aquí una servidora lleva toda la vida diseccionando las uvas en Nochevieja (habiendo seleccionado previamente los ejemplares más minúsculos del racimo, claro está). Pero este año me vine arriba, o igual es que tenía demasiado sueño para operar, pero nada, que las uvas enormes y encima con piel y pepitas… se mascaba la tragedia. Y evidentemente, fue mal. Me quedé en la quinta o así (¿a vosotros no os entra la risa en esos momentos? porque a mi sí, y además siempre me da por pensar que me ahogo con las uvas y que salgo en el telediario). Encima empecé el año con el pie izquierdo en el suelo (y eso que tenía toda una estrategia pensada para comenzarlo con el derecho…). Mira, a la mierda todo. Por lo menos llevaba algo rojo… y las uvas las terminé, tarde, pero las terminé. Cambiando de tema, qué decepción más grande el traje de la Pedroche… que no viene a cuento, pero es que no me digáis que no era el vestido de las campanadas de hace unos años pero tuneado…
Pero a lo que íbamos, que siempre me liáis. Hoy os traigo esta receta, que es facilísima y no se tarda nada en hacer. Es tan fácil que no podéis ponerme ninguna excusa para no hacerla. Quedan unas tejas riquísimas y si os habéis quedado sin reservas de turrón en la despensa y os llega alguna visita inesperada… esta receta os puede salvar la vida.
Los ingredientes que vamos a usar son cuatro, contados:
- 170g de chocolate con leche
- 180g de chocolate blanco
- Un puñado de almendras crocanti
- Un puñado de muesli
- «Wicked Game» de Chris Isaak
Tenemos que fundir los chocolates por separado. El chocolate con leche lo podéis derretir sin problema alguno en el microondas. Lo vais calentando de poco en poco (de 30 en 30 segundos) hasta que veáis que se ha fundido completamente. El chocolate blanco… es otra historia. Después de dos intentos fallidos con el microondas… os digo que directamente lo hagáis al baño maría. Si no… desastre a la vista (por lo menos en mi caso). El chocolate blanco se quema con mucha facilidad y en el microondas es más complicado controlar la temperatura. Nada, una cazuela con agua hirviendo y el bol con el chocolate blanco dentro. Un poco de paciencia y listo.
Una vez que tengamos los chocolates fundidos forramos un molde rectangular con papel de horno para que luego no tengamos problemas (como los he tenido yo porque se me olvidó ponerlo, lo confieso) para desmoldarlo. Una vez que lo tengamos forrado, vertemos primero el chocolate con leche y después el chocolate blanco por encima. Con un palillo vamos mezclando el chocolate blanco con el chocolate con leche, haciendo dibujos (quedará como marmolado). Y ya solo nos queda añadir por encima el puñado de muesli y las almendras.
Esperamos a que se enfríe (podéis meterlo también en la nevera si os corre prisa) y desmoldamos. Lo troceamos y ya tenemos nuestras tejas de chocolate. Como veis, en un «pispás» tenemos un manjar digno de dioses.
Anotaciones y sugerencias:
- Yo he añadido muesli y almendras crocanti porque es lo que siempre tengo de fondo de armario, pero podéis añadir pasas, avellanas, nueces… lo que queráis.
- Os digo en serio lo de derretir el chocolate blanco al baño maría…
- Podéis cambiar las proporciones de chocolate, añadir chocolate negro… como siempre os digo, al gusto de cada uno.
- Y no os olvidéis de forrar el molde que vayáis a usar. Lo ideal es que sea rectangular, pero yo lo tenía ocupado en ese momento y usé uno redondo.
El ingrediente especial es porque me encanta esta canción, de siempre, y creo que combina a la perfección con un atracón a mano armada de estas tejas de chocolate…
¡Que lo disfruten!