Que se organice un picnic y te pidan que lleves el dulce. Muy bien, estupendo. Y es que en condiciones normales me hubiera parecido una idea genial pero cuando no tienes horno… pues qué queréis que os diga, a una servidora se le pusieron un poco de corbata. Porque una es exigente, y mucho. Pero bueno, después del susto inicial me puse a pensar en alternativas varias. Barajé la idea de hacer un brownie al micro pero finalmente, viendo el parte meteorológico y su correspondiente caloret me decanté por un fresquito tiramisú.
Y claro, podríais pensar, pues no te compliques y coge algo en la panadería. Pues sí, evidentemente también lo hice: mini bollos de mantequilla, bombas, palmeritas de chocolate (esta última, mala elección, pues se convirtió en chocolate líquido en cero coma y customizó algún modelito que otro durante el evento). Porque cuanto nosotras decimos de hacer un picnic se hace bien o no se hace. Y si hay que ir cual sherpas por un acantilado cargadas hasta con la porcelana fina de la suegra, se va. Eso es así de toda la vida. Hay que decir que varias personas con las que nos cruzamos nos dijeron que no llegaríamos lejos. Pues se equivocaron. Llegamos justo al punto exacto que queríamos. Un mirador al cantábrico de quitar el sentido. Medio escondido medio a la vista, para envidia de todos los caminantes que pasaban por allí con la lengua fuera (pero casi todos con mascarilla, todo hay que decirlo). Más de uno nos preguntó por si teníaos vermut. Creo que si nos lo hubiéramos propuesto, hubiéramos hecho negocio y todo. Si es que llevamos hasta sombrillas. Vamos, lo básico para un picnic: sábana, mantel, cojines, tazas de porcelana, copas, cava, vino, sándwiches de salmón, de pavo, mini tortillas de patata, fruta, queso, jamón, brochetas de tomates cherrys, café, zumo… y podría seguir. ¡Ah! y tiramisú, claro.
A todo esto, sé que mucho no lo creereis, pero ya que me he puesto a explayarme, diré que mientras estábamos degustando estos manjares, de la nada surgió un ser de luz en plataformas de más 15 centímetros, con gafas psicodélicas y modelito de cuero perfecto para los 30 grados a la sombra que cascaban. Y hablando en inglés, todo muy normal. Pasó casi por encima de nuestro circo (véase etiqueta del vino porque fue premonitorio total) y ni se inmutó. No le sorprendió para nada toda aquella parafernalia. Todo muy normal.
Me estoy desviando ligeramente del tema pero tenía que contarlo, lo siento. Pero la cuestión que nos atañe es que al ir a comprar los ingredientes me encontré con algún que otro imprevisto, y es que ni rastro de bizcochos de soletilla ni cacao en polvo. Pero bueno, que se hizo un apaño y utilicé sobaos y cacao en polvo pero del de hacer chocolate a la taza. No problem.
Por lo tanto, lo que vamos a necesitar para este falso tiramisú (que sabe a tiramisú normal) sin huevo, será:
- una tarrina de queso mascarpone
- 200 ml de nata para montar
- sobaos
- azúcar
- cacao en polvo del que se usa para hacer chocolate a la taza
- café
- «Yes Sir, I Can Boogie» de Baccara
Es tan sencillo como preparar café y dejar que se enfríe. Yo hice un par de tazas con cafetera de cápsulas.
Mientras montamos la nata con un poco de azúcar. Id probando. Yo lo hice a ojo, la verdad.
Por otro lado, tenemos que bartir el queso mascarpone con otro poco de azúcar. Lo mismo, lo hice a ojo.
Añadimos la nata montada al mascarpone con movimientos envolventes, de abajo hacia arriba.
Ya sólo nos quedaría montar nuestro tiramisú. Podéis hacerlo en una fuente o en recipientes individuales. Yo opté por esta última opción.
Ponemos una primera capa de sobaos que habremos empapado bien en café. Añadimos una capa de la crema de mascarpone y nada y espolvoreamos un poco de cacao en polvo. Volvemos a repetir el proceso: sobaos empapaos de café, capa de crema y cacao por encima.
Tapamos con papel film o de aluminio y dejamos en la nevera mínimo unas 5 o 6 horas para que se enfríe bien.
¡Y a disfrutarlo!
¿Fácil o no?
¡Pues eso!






Anotaciones y sugerencias:
- podéis sustituir los sobaos por bizcochos de soletilla, o bizcocho que hayáis hecho en casa, madalenas… ya me entendéis.
- al café podéis añadirle un chorrito de ron, le va de lujo.
- lo suyo es usar azúcar glas pero yo no tenía y la verdad es que no se notan nada lo granos de azúcar (que era mi miedo).
En cuanto al ingrediente especial… pues es que no sé por qué pero este verano me ha dado fuerte con este temazo…