Mi nombre es Alazne (pronunciado Alasne, por matizar, una tontería, lo sé) y tengo treinta y tantas primaveras a la espalda. Golosa empedernida y fanática de la repostería (aunque a veces tengo deslices salados, lo confieso). Me apasiona la fotografía y afoto a diestro y siniestro. Creativa, con un punto de locura que raya el frikismo en ocasiones (a mucha honra) y hambrienta por aprender cosas nuevas a diario.
Y porque por algún lado hay que comenzar, os contaré que mi madre merece tres estrellas michelín, por lo menos, porque no sabéis cómo cocina… y la repostería… ¡ay, la repostería! lo borda. No he probado bizcocho más esponjoso, tostadas de crema más jugosas, tartas varias para quedarte sin dedos de tanto chupártelos, madalenas… riquísimas, pero sin copete. Es así. Y oye, que parece que me quedé con el trauma de los copetes porque, hasta que no he encontrado la receta perfecta y he conseguido dominar el arte de que suban, no he descansado. Por fin puedo decir que tengo «la receta» y «los trucos» del arte del copete. La receta se la debo al gran maestro Xabier Barriga y los trucos… a base de prueba y error se aprenden.
Aún recuerdo el día que me independicé (debido a la custodia compartida de un minino, aunque suene a chiste) y la preocupación de mi padre por mi supervivencia. No había freído (o frito, a gusto del consumidor, pero que conste que la RAE tiene aceptadas las dos formas) un huevo en mi vida. ¡Iba a morirme de hambre! Nada más lejos de la realidad… fue un momento de descubrir el apasionante mundo del arte culinario. Y, aunque me tiran mucho más las recetas dulces (no lo puedo evitar, soy una golosa empedernida), cada día me gusta más experimentar con lo salado. Os diré que mi padre aún lo está flipando. Por cierto, mi padre, otro gran chef en la familia. Sus patatas con chorizo quitan el «sentío», con su arroz con leche hiperventilas, su pan casero es pura ambrosía y… podría seguir pero ya retomaremos el tema y compartiré alguna de sus recetas otro día.
A lo que íbamos, que me lío. Este blog nace por diferentes motivos. Y es que recibir tanto cariño y motivación ha hecho que decida tirarme a la piscina blogueril. Cierto es que otra de las razones de dar este paso es poder responder a todos los que me estáis preguntando a través de mi cuenta de instagram (corazondemadalena) por la receta mágica de las madalenas, entre otras.
Solo me queda agradecer que queráis adentraros en mi mundo dulce. Ojalá disfrutéis tanto (o más que yo, incluso) de los apuntes culinarios de esta repostera dicharachera… con corazón de madalena.
¡Pasen y vean!