Antes de nada pido mil disculpas por tener el blog ligeramente abandonado, pero entre carnavales y acontecimientos varios… no tengo perdón, lo sé. Pero que sepáis que mi horno no ha dejado de echar humo en todo este tiempo y tengo la bandeja de salida llena de recetas calentitas y listas para ser compartidas con el mundo entero. Por ejemplo, próximamente os voy a enseñar cómo hago yo las torrijas, porque no sé por qué extraña razón parece que las torrijas sólo son para carnaval (como el pobre Roscón, que está renegado a Reyes solamente). Y yo me niego… a mi las torrijas me entran hasta en pleno agosto. Punto pelota. Otra que compartiré con vosotros es una receta, de aprovechamiento como la de hoy, de pastas de pueblo. Y sí… la de los dónuts también estará. Ah, y no me he olvidado de las peticiones de alguna receta sin lactosa y sin gluten ¡oído cocina!

Bueno, ya conocéis algunas de mis manías, y es que… algo tenía que hacer con la manteca que había sobrado de la receta de los turrones de chocolate. Ya sabéis que a mí ver algo ahí en la nevera que no debería estar ya… me quema.  Así que primero fueron las frutas escarchadas y ahora es el turno de la manteca.  Porque a mí lo de hornear me relaja, no es nada nuevo, y los días previos a carnavales fueron estresantes, para qué engañarnos. Que si hazle una falda a la niña intensa que valga para un disfraz de payaso pero que a la vez pueda reconvertirse en un disfraz de mariposa. Que si customiza un disfraz para convertirlo en el traje de John Nieve. Que si el niño intenso no quiere ver ni en pintura su disfraz de dragón… y menos te quiere ver a ti con el pelucón que piensas ponerte para convertirte en Madre de Dragones. Os diré que me pasé toda la semana plantándome la peluca todos los días un rato para que el niño no saliera llorando desconsolado. Y total… que llegó el día de carnaval y según llegamos al restaurante me despeloté, aunque no literalmente. No soportaba la peluca, de verdad, qué agonía, así que me quité el disfraz y tema resuelto. Soy así. Pero tranquilidad, en mi cuenta de instagram tenéis foto del disfraz (para los que no lo hayáis visto ya).

Y digo yo… ¿por qué me lío tanto? si yo lo que os venía a contar es que con la manteca que tenía olvidada en la nevera decidí preparar una bica mantecada. ¿La habéis hecho alguna vez? ¿NO? ¡pues ya estáis tardando!

Paso a detallaros los ingredientes que vamos a necesitar:

• 300 gr de harina de repostería
• 300 gr de azúcar
• un sobre de levadura Royal
• 3 huevos tamaño «majo» (medianos como mínimo)
• una pizca de sal
• 150 gr de manteca 
• 200 ml de nata para montar
• «Chachachá» de  Jósean Log

 

Tenemos que poner en un bol la harina, la pizca de sal, la levadura y el azúcar. Mezclamos para que se integren los ingredientes y añadimos la manteca derretida. Seguimos mezclando.

Pasamos a añadir las tres yemas (las claras las reservamos para más adelante) y la nata. Seguimos batiendo bien hasta que nos quede una masa bastante espesa y sin grumos.

En otro bol tenemos que montar las claras a punto de nieve. Echad un poquito de sal para que suban mejor. Cuando estén bien montadas, con la ayuda de una lengua, las vamos integrando con mucho cariño ( es decir, suavemente y poco a poco) con movimientos envolventes para que no se bajen.

Precalentamos el horno a 180 grados.

Forramos el molde que vayamos a usar con papel de horno (o lo untamos con mantequilla). Yo he usado una bandeja rectangular de cerámica de hornear pero podéis usar el molde que queráis. Vertemos la masa y echamos un poco de azúcar por encima antes de llevarlo al horno.

Horneamos durante unos 45-50 minutos, más o menos, hasta que veamos que está bien doradita. Hacemos la infalible prueba del palillo. Si sale limpio… ¡Listo!

Dejamos enfriar sobre una rejilla

Y ya está… a gozarla como si no hubiera un mañana.

Anotaciones y sugerencias:

• Podéis añadirle ralladura de limón, le va genial.

Ya estáis tardando en poneros manos a la obra ¡no me digáis que no es fácil de hacer!

El ingrediente especial en esta ocasión es de un descubrimiento que he hecho hace poco. No sé si lo sabéis pero soy una fanática del ukelele y llevo un par de meses peleándome en serio con él. Trasteando en youtube dí con ese fenómeno y mi profesora, que es la mejor, ya me ha conseguido la partitura.

¡Que lo disfruten!